El mármol en la construcción sigue de actualidad

Por mucho que el hombre invente desarrolle toda suerte de avances, nunca podrá igualar a la naturaleza. Lo que nos ofrece la tierra de forma natural, es insuperable por mucho que nos lo propongamos. Siempre se ha dicho, dice y dirá que, la naturaleza es sabia y nadie como ella para procurar a los habitantes del planeta de lo necesario. So pena que el ser humano en su incombustible afán por el dominio y el poder, hayan dado la vuelta a las tornas y sea la naturaleza quien necesite del hombre para mantenerse a salvo de sus propias hazañas. Discursos ecologistas aparte, la realidad es que la naturaleza ha sido capaz durante millones de años de proporcionar lo necesario a los seres vivos.

Dentro de todas esas cosas que nos ha proporcionado, se encuentran materiales que ha servido para construir hogares, abastecerse y calentarse. A lo largo de esos millones de años, sabiamente ha combinado calor y presión con distintos materiales, originando depósitos de roca que poseen unas características físico mecánicas únicas e irrepetibles. De esta materia prima han nacido proyectos que han sido considerados obras de arte, debido a esa elegancia y majestuosidad que confieren.

Los profesionales en pizarra y mármol de Pizarras y derivados, saben perfectamente que estos dos materiales, aportan a cada construcción o elemento que se fabrique o construya con ellos, la distinción que marca la diferencia. No solo porque se trate de materiales elegantes, sino porque ofrecen una resistencia y durabilidad inigualables, entre otros factores.

En este artículo vamos a hablar de uno de estos materiales que la naturaleza nos regala: el mármol. Esta roca metamórfica se forma por la compactación a partir de las rocas calizas que son sometidas a elevadas temperaturas y presión, alcanzando elevados grados de cristalización. Su composición es de un noventa por cien de carbonato cálcico y el resto de componentes, varían de tal manera que confieren diferentes texturas, colores y propiedades físicas. En función de dicha composición, podemos encontrar cientos de variantes en las que influyen su composición y los procesos de formación. De ahí que cada localización geográfica posea sus variantes con características propias.

Estas propiedades hacen que el mármol sea el material por antonomasia en sectores como la decoración, la arquitectura, el diseño y el arte. Además de la versatilidad que ofrece a la hora de ser tratado para obtener diferentes acabados.

Tipos de mármol más utilizados

Es posible encontrar en el mercado infinidad de texturas y colores de esta roca: blanco, gris, negro, rojo, verde, amarillo… A veces presenta aspecto uniforme y homogéneo, a veces poseen un aspecto texturizado con diferentes betas y dibujos. Podemos encontrar mármoles translúcidos, jaspeados y multicolor, por lo que siempre ha sido utilizado para crear las obras más renombradas del ser humano como son las catedrales o palacios. Igualmente los mejores artistas de la historia utilizaron el mármol como material para dar vida a sus obras, como es el caso del David de Miguel Ángel, esa majestuosa estatua en mármol blanco.

En la actualidad los mármoles más utilizados son el blanco, el más claro de todos los mármoles que se presenta con diferentes veteados y texturas, de aspecto limpio y minimalista. El mármol negro, de aspecto elegante utilizado en zonas bien iluminadas para compensar la oscuridad del mismo.

Las tonalidades más neutras como el gris, con su aspecto elegante, son ideales para componer espacios donde combinar todos los tonos imaginables. Como este, el mármol de color crema, presenta una extensa gama de variantes.

En cuanto a los particulares colores rojo, amarillo, rosa y verde, se utilizan para proporcionar un toque personal en cada proyecto.

El mármol travertino, cuenta con un aspecto poroso y vetado que lo ha convertido en el más adecuado para su uso en exteriores y proyectos de obras públicas como los palacios, los templos y las basílicas. Aunque se englobe dentro de los mármoles, esta variante es una roca sedimentaria y no metamórfica, pero igualmente formado por carbonato cálcico.

Dentro de toda esta amplia variedad, además, podemos encontrar diferentes acabados. Con el tratamiento adecuado el mármol puede hacer que te veas reflejado en él, o presentar relieves. En función de ese toque de acabado final, el mármol puede ofrecer distintas personalidades.

En el mundo de la decoración, el pulido con brillo es ideal para pisos, muebles o chimeneas. Su superficie plana, suave y brillante, libre de marcas y rugosidad, concede un aspecto lustroso y reflectante.

El primer acabado que presenta el mármol tras su extracción en la cantera, es el de corte o sierra. En estas piezas se percibe el dibujo de la sierra al cortar el mármol y, en función de la maquinaria que se utilice, podemos encontrar diferentes tipos de aserrados.

Para su uso en exteriores como revestimientos y fachadas, el mármol apomazado o pulido sin brillo con superficie plana, suave y mate, es el más utilizado.

El granallado o arenado se consigue mediante la proyección de partículas abrasivas (granalla) a alta velocidad para producir la limpieza de la superficie y una adecuada terminación. En función del material que se emplee en este proceso, se obtiene un acabado rugoso, antideslizante, más suave que el abujardado o labrado. Este último, similar al anterior, ofrece una textura con mayor relieve y se utiliza cuando se persigue una superficie antideslizante.

Para obtener un mármol ideal como revestimiento de interior o fachada exterior, el flameado es el acabado de preferencia. Su superficie áspera, con cierto relieve y aspecto rústico, se obtiene aplicando una llama sobre la superficie del mármol. Este calor provoca un ligero e irregular desconchamiento de la superficie. La llama no produce manchas ni deja marcas garantizando una rugosidad que imita perfectamente a la naturaleza.

A favor y en contra

Este material tan elegante y apreciado, presenta una serie de ventajas e inconvenientes que hay que tener en cuenta, sobre todo antes de utilizarlo en cualquier proyecto que se nos presente.

Entre sus ventajas, cabe destacar ese aire natural que confiere. Se trata de un material que se ha formado naturalmente a lo largo de miles y miles de años de evolución y, esa historia permanece en cada pieza.

Cada mármol es único y exclusivo. No hay dos piezas iguales. Cada color nos habla de su composición geológica, de sus orígenes. Esa denominación de origen otorga exclusividad a quien lo posee.

Se trata de un material que evoluciona con el tiempo. Su estética va cambiando con el paso del tiempo, pero nunca a peor. Su evolución con el uso o merced a las inclemencias del tiempo, hacen que siempre muestre un nuevo acabado. Los expertos en la materia, dicen que el mármol, como el buen vino, mejora con los años.

Otra de sus ventajas es esa infinidad de acabados que posee. Siempre habrá un tipo de mármol capaz de adaptarse a cada proyecto: colores, texturas, acabados… siempre acorde con cualquier estilo decorativo.

No hay que olvidarse de sus propiedades aislantes y resistentes a todo tipo de agresión. Aísla del calor y resiste los golpes como ningún otro material. Además de ser antideslizante, sobre todo cuando sus acabados son abujardado o flameado, lo que lo convierte en un excelente material para pavimentar zonas húmedas.

La otra cara de la moneda, donde descansan las desventajas, no ofrece demasiadas cosas negativas. Aunque algunas de ellas son la porosidad que lo hace difícil de limpiar y eliminar cierto tipo de manchas. Tampoco se lleva bien con ácidos y agentes abrasivos, por lo que no se puede limpiar con este tipo de productos o quedará manchado eternamente.

Presenta una baja resistencia frente a la abrasión y algunos de ellos, se rayan con cierta facilidad, por lo que hay que tener cuidado. Si se utilizan mármoles envejecidos, flameados o abujardados no requieren mantenimiento, pero en caso de tener mármoles pulidos y brillantes, hay que hacerles un mantenimiento periódico para disfrutar de él en perfectas condiciones.

Aunque estas desventajas pasan fácilmente por pequeños inconvenientes, pues las cosas hay que cuidarlas todo lo posible, uno de las desventajas que puede presentar el mármol, es su coste. Se trata de un material con alto valor económico por lo que no todo el mundo puede costearse encimeras de mármol, por citar un ejemplo. No obstante, adquirir piezas de mármol, puede considerarse una inversión de por vida, ya que es un material que permanece en perfecto estado con el paso del tiempo.

Este material natural y respetado por todos los que trabajan en sectores relacionados con él, es sin duda alguna, uno de los mejores regalos que la naturaleza nos proporciona. Versátil, con infinidad de opciones y apto para gran multitud de usos y aplicaciones en el sector de la construcción, la decoración y el arte, el mármol es uno de esos elementos que nunca pasan desapercibidos.

Las propiedades que ofrece son una dureza media que puede rayarse con todo material con dureza superior (ideal para ser tallado); una densidad variable en función de los agregados y su proporción particular; y una opacidad absoluta en láminas gruesas, pudiendo ser translúcido en láminas finas.

Sabiendo todo esto, no es de extrañar que siga siendo uno de los materiales más actuales y atemporales de los que disponemos.

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