A favor y en contra del trabajo a distancia

Teletrabajar está de moda. Más que de moda, parece que finalmente, esta forma de trabajar ha calado en nuestra sociedad, de tal manera que son muchos quienes se olvidan de ir a la oficina. No podemos decir que se trate de una modalidad novedosa y en vanguardia. Lo único novedoso es que en el último lustro, merced a las circunstancias (dícese Covid y confinamiento), la alternativa a la quiebra empresarial en muchos sectores, era trabajar desde casa, durante el tiempo de confinamiento. Algo que en muchas empresas se instaló mientras sigue expandiéndose dicha modalidad.

Si bien es cierto que son muchas las profesiones que no pueden realizarse a distancia, también lo es, el hecho de que hay otras tantas que sí. De hecho, todas las profesiones que pueden realizarse desde cualquier lugar, deberían contar con esta opción. Al mismo tiempo, podemos asegurar que son muchos los amantes de esta alternativa a la oficina, pero también, detractores. A muchas personas les gusta interactuar en el trabajo, salir de casa y socializar. A otras, eso les produce tal pereza y pavor que, indudablemente, prefieren trabajar desde casa.

Teletrabajar es algo que funciona. Además, no implica necesariamente hacerlo desde casa. Para los más inquietos e inquietas, siempre que su trabajo lo permita, existe la posibilidad de trabajar desde cualquier ubicación, parques incluidos. Aunque lo mejor es optar por un coworking. En Mitre 126 Workspace, uno coworking de vanguardia que ofrece todos los servicios necesarios para trabajar, ofrecen soluciones de todo tipo, tanto a star up y emprendedores como a trabajadores en remoto.

Trabajar a distancia, puede parecer lo más ventajoso y, para muchos, sin duda lo es. Permite una mejor conciliación laboral y familiar, reduce los costes de las empresas e incluso proporciona un aumento de la productividad. Sin embargo, como ya hemos comentado, no es para todos los sectores ni profesiones, además de contar con algún que otro inconveniente.

Lo que debemos saber sobre el teletrabajo

Algo que ha favorecido en gran medida esta posibilidad de trabajar a distancia, son los avances tecnológicos de los que disponemos en la actualidad. Este hecho, unido a las situaciones de crisis económicas o emergencias sanitarias, ha posibilitado que el teletrabajo se convierta en una modalidad con gran relevancia. La necesidad de adaptarse a este tipo de desavenencias, ha dado como resultado esta forma de trabajar que, al mismo tiempo, requiere una adaptación simultánea.

Como todo en la vida, el teletrabajo cuenta con sus pros y sus contras, por lo que no se puede asegurar si segura siendo una modalidad de trabajo en el futuro o dejará de existir. Aunque todo señala que la cosa ira a más.

Antes de continuar, debemos comprender en que consiste esto del teletrabajo, si nos ceñimos a su definición, desde la OIT (Organización Internacional del Trabajo), se trata de una forma de trabajo que se realiza a distancia. Vamos, desde una ubicación que no es la oficina o las instalaciones de la empresa para la que se trabaja. Gracias a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), es más fácil y sencillo, puesto que facilitan al mismo tiempo la separación física y favorecen la comunicación.

Sin lugar a dudas, el potente desarrollo y evolución que han sufrido durante los últimos años, todo lo relacionado con las TIC, ha sido fundamental para poder convertir el teletrabajo en una opción viable y aceptable, tanto para las empresas como para sus empleados. Antes de esta evolución, los perjuicios respecto a esta modalidad, pasaban por la falta de comunicación o coordinación en tiempo real. Las numerosas herramientas con las que podemos contar en la actualidad, han solventado estas cuestiones, convirtiendo el teletrabajo en algo más eficiente.

Llegamos al punto en el que debemos tener presente que el teletrabajo cuenta con sus limitaciones. Algo que resulta obvio pero a veces se pasa por alto. No todas las empresas ni profesiones y profesionales, pueden optar por esta modalidad. Mientras que existen profesiones nacidas y creadas para el teletrabajo como programadores, diseñadores, redactores, profesores o teleoperadores, entre un sinfín de profesiones.

De tal manera que entre las ventajas que ofrece esta forma de trabajar sin tener que pasar por la oficina, podemos separarlas en tres categorías: empleados, empresas y sociedad. Algunas de las mismas son, a nivel empleados, la flexibilidad horaria y la reducción del estrés, unidas a la conciliación familiar y laboral. Para la empresa, resulta de gran relevancia la reducción de costes, minimizando el espacio y la logística necesaria en la oficina, al tiempo que se logra una mayor productividad, al eliminar o reducir las interacciones entre empleados. En el caso de la sociedad, se reduce la contaminación (menos desplazamientos en coche y transporte público) y, en consecuencia, menos accidentes de tráfico.

La otra cara del teletrabajo, son sus inconvenientes tanto para los empleados, como las empresas y la sociedad. A nivel personal, los empleados sufren el sedentarismo que aumenta en gran medida y puede derivar en problemas físicos como dolor de espalda. Por otro lado, se incrementa el riesgo de no desconectar y trabajar más de lo debido. Las empresas sufren la identificación del empleado con la compañía que puede reducirse, así como el control del rendimiento puede ser más complejo en la distancia. Para la sociedad, el teletrabajo reduce las relaciones interpersonales y se incrementan las diferencias sociales al existir una patente brecha en el acceso a las TIC.

Adaptarse al cambio

Del mismo modo que sucede con un nuevo trabajo o un cambio de residencia, hay que adaptarse. En el caso del teletrabajo, la adaptación es igualmente necesaria. Puede no resultar tan fácil como parece, sobre todo para algunas personas. Lo que puede resultar en algo aceptable en un primer momento, pero con el paso de los días hacerse bastante duro. A continuación, proporcionamos algunos consejillos que pueden facilitar el cambio y permitir exprimir la experiencia de trabajo remoto, al máximo.

Lo primero primerísimo que hay que hacer si te toca teletrabajar, es ser disciplinado. Imponerse una rutina de trabajo con horarios y hábitos estrictos, como si estuvieras en la empresa.

Crear un espacio ordenado, cómodo, que invite al trabajo y sientas como espacio propio. Conviene separar las obligaciones laborales y el ocio, por lo que hay que desconectar y hacerlo a la hora adecuada. Como medida para evitar el sedentarismo, hacer pausas cada cierto tiempo, levantarse, caminar por la casa y hacer algunos estiramientos, funciona bastante bien.

A veces trabajar desde casa, hacer pensar a los que viven contigo (pareja, compañeros de piso, familia) que no estás haciendo nada. Hablar con ellas y hacer que entiendan y respeten el espacio laboral es fundamental para que respeten tu jornada laboral. De vez en cuando, contactar con los compañeros de trabajo, evitar el aislamiento y facilitar que se mantenga el trabajo en equipo, tan esencial en algunos sectores.

En el momento de ponerse a trabajar, planificar y no dejar para el final las tareas de mayor complejidad. Distribuir el tiempo necesario para realizar cada tarea y evitar todo tipo de distracción, ayuda a ser más eficiente. Eso sí, una vez que se empieza una tarea, no se deja a medias.

Por otro lado, la ciberseguridad debe estar más que presente. Los dispositivos son para uso profesional, no personal ni compartido. Bloquear y apagar los mismos una vez que se finalice la jornada, evita problemas, así como conectarse a una red segura.

Solo queda mencionar las herramientas necesarias para teletrabajar. En la mayoría de los casos, basta con el ordenador portátil y una conexión a internet. Sin embargo, en los tiempos que corren, gracias a las TIC, el teletrabajo se desarrolla de forma más fluida. Se trata de herramientas que facilitan en gran medida las tareas a realizar, resultando imprescindibles en el día a día laboral.

Dentro de las herramientas existentes y cada vez más utilizadas, se encuentran las que se han desarrollado para mantener una buena comunicación y colaboración. Se trata de las plataformas de trabajo colaborativo. Para el trabajo de gestión y asignación de tareas existen numerosos softwares que facilitan la organización y asignación de las mismas, su rastreo y progreso de los proyectos o crear flujos de trabajo.

No puede faltar un lugar de almacenamiento y compartimiento de archivos. Esencial que existan espacios en la nube, donde guardar, sincronizar y compartir todo tipo de archivos profesionales de forma segura.

En muchas ocasiones, es necesario recurrir a las videollamada y conferencias grupales, para lo que ya existen herramientas adecuadas que posibilitan incluir hasta cien personas en la llamada. Por si no fuera bastante, existen herramientas diseñadas para crear, editar y compartir documentos en línea, con un chat incluido para comentar sobre el proyecto y, herramientas para la toma de decisiones. En este caso, se trata de aplicaciones que funcionan como mesas de debate en las que se discuten las propuestas, se aportan ideas y se proponen planes de acción.

Hasta aquí, todo lo esencial para entender el teletrabajo y el alcance que tiene. Algo que para muchos funciona a la perfección, en tanto que, para otros, puede suponer un gran problema. Aun así, al hacer balance, resulta bastante más positivo que negativo a todos los efectos.

 

 

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