La alimentación es nuestra fuente principal de salud, proteínas y nutrientes, y como tal, debemos cuidarla como se merece. Un alimento es un producto que nace de la tierra, y para desarrollarse y formarse pasa por diferentes procesos (plantación, mantenimiento, etc.) que los agricultores deben cuidar respetando siempre el proceso natural de los alimentos.
Lo malo es que actualmente no se respeta este proceso natural, sino que se tiende más bien a explotar los cultivos y acelerar el proceso de plantación para que cada vez crezcan más rápido las plantas y alimentos. De esta forma, consiguen que lleguen antes a los supermercados para su venta. Ocurre lo mismo con la demanda de carne; es tan grande, que han favorecido la aparición de “macro granjas” perjudiciales para el medio ambiente y para nuestro consumo.
En contraparte, los alimentos ecológicos son una apuesta segura para nuestra salud, pero desgraciadamente no se muestran tan accesibles como el resto de alimentos. Entonces, ¿Qué diferencias presentan? ¿Es peligroso comer cualquier alimento que no sea ecológico? A continuación, responderemos estas y más preguntas para que no te quedes con la duda.
¡Empezamos!
¿Qué es un alimento ecológico?
Como bien saben los trabajadores de Panadería Rincón del Segura SL, un alimento ecológico (también conocido como alimento orgánico o biológico) es aquel que se produce siguiendo técnicas agrícolas y de crianza de animales diseñadas para respetar el medio ambiente, promover la biodiversidad, conservar los recursos naturales y mantener altos los estándares de bienestar animal.
Estas técnicas suelen implicar el uso de métodos naturales para el control de plagas y enfermedades, la rotación de cultivos, el compostaje, y la prohibición o restricción de ciertos productos químicos sintéticos, pesticidas, fertilizantes y antibióticos. Dicho de otras palabras; respetan el proceso natural de plantación y crecimiento de las plantas, sin acelerar el proceso, y si éstas presentan algún problema (como plagas o enfermedades) los tratan a través de métodos naturales en vez de rociarlas con productos químicos.
Asimismo, los alimentos ecológicos generalmente están certificados por organismos de control y certificación que verifican que los productores cumplen con los requisitos establecidos para la producción ecológica. Algunos de ellos son la protección del suelo y del agua, la conservación de la biodiversidad, la ausencia de organismos genéticamente modificados (OGM), y el bienestar animal (Certificado Welfair).
¿Cuáles son las diferencias y qué ventajas y desventajas presenta cada uno?
Como hemos mencionado anteriormente, las principales diferencias entre los alimentos ecológicos y los alimentos convencionales radican en los métodos de producción, los ingredientes utilizados y los requisitos de calidad.
De esta forma, los alimentos ecológicos se producen utilizando métodos agrícolas que respetan el medio ambiente, de forma que se prohíbe o se limita el uso de aditivos y conservantes sintéticos, o los pesticidas.
De modo que sus ventajas son:
– Menor exposición a residuos de pesticidas y químicos.
– Menor impacto ambiental debido a prácticas agrícolas sostenibles.
– Promueve la biodiversidad y el bienestar animal.
– Según los testimonios de algunas personas, los alimentos ecológicos tienen un mejor sabor y calidad nutricional.
Asimismo, las desventajas que encontramos en los alimentos ecológicos son las siguientes:
– Pueden ser más caros que los alimentos convencionales debido a que los gastos de producción también son más altos.
– No se encuentran en cualquier sitio; a veces se tienen que adquirir en internet.
– A pesar de que el sabor puede ser mejor, algunas personas piensan que no es así. Además, el tamaño también es otro factor del que se queja mucha gente; hay casos en los que los pimientos salen demasiado pequeños, y no se pueden aprovechar debidamente, por ejemplo.
Por otra parte, los alimentos convencionales suelen producirse utilizando métodos intensivos que pueden incluir el uso de pesticidas sintéticos, fertilizantes químicos y monocultivos. De esta manera, este tipo de alimentos pueden contener aditivos, conservantes y colorantes artificiales o también puede darse el caso de que estén elaborados con ingredientes genéticamente modificados.
Dicho esto, concluimos que sus ventajas son:
– Precio más bajo y asequible en comparación con los alimentos ecológicos.
– Amplia disponibilidad y variedad de productos (los puedes encontrar en cualquier parte).
– Producción a gran escala que puede satisfacer la demanda de alimentos a nivel global.
Asimismo, sus desventajas son las siguientes:
– Mayor riesgo de exposición a residuos de pesticidas y químicos.
– Mayor impacto ambiental negativo, debido al uso de técnicas agrícolas intensivas.
– Menor interés en el bienestar animal y en la conservación del medio ambiente.
Conclusión final.
Para finalizar, una vez hayamos entendido las principales diferencias y desventajas es importante que utilicemos nuestro propio criterio para decidir qué tipo de consumo elegiremos. A diferencia de los productos ecológicos, los productos convencionales que puedes encontrar en los supermercados están mucho más asentados, y, por lo tanto, se nos hace mucho más difícil luchar contra la compra y venta de alimentos convencionales.
Esto no quiere decir que nos conformemos; si queremos pasarnos a una dieta más ecológica, podemos hacerlo, ya que, aunque muchos productos no se encuentren accesibles físicamente en algunos lugares, podemos optar por la compra por internet. Asimismo, debemos asumir que el gasto de dinero será mucho mayor, y que mantener este ritmo de gastos en la compra podría afectar a nuestra economía.
Desde nuestro punto de vista, recomendamos optar por los alimentos que respeten el bienestar animal siempre que podamos. Tenemos que cuidar a los animales siempre, ya que sin ellos no podríamos vivir como vivimos. Para ello, debemos decir “no” a la implementación de macro granjas y de técnicas invasivas e intensivas que aceleren el consumo de carne lo más que podamos. De igual forma, también concluimos con la idea de que deberíamos de luchar todo lo posible porque los supermercados hagan un pacto con los agricultores (y las empresas que se dediquen al cultivo y plantación de alimentos) para que éstos, usen cada vez menos estos métodos peligrosos sin que esto llegue a afectar tanto a nuestra economía.
No deberíamos de pagar tanto por comer sano, ni tampoco conformarnos con lo que nos ofrecen si es malo para nosotros. La clave está en conocer todos estos hechos para que cada uno de nosotros emplee las medidas necesarias en casa y en nuestros hábitos, lo que puede ayudar a que el cambio sea cada vez más evidente.
Así que nuestros consejos finales son:
- No consumir con demasiada frecuencia productos de empresas que funcionan gracias a las macro granjas.
- Comprar alimentos ecológicos siempre que podamos, pero sin hacerlo 100% parte de nuestra dieta. De igual forma, siempre que compremos alimentos ecológicos es mejor optar por PYMES y pequeños negocios de agricultura para ayudarlos en su labor.
- Cuidar nuestra alimentación en casa y mantener una dieta equilibrada.
- Informarnos del origen de la comida que consumimos siempre que podamos.